Con raíces que datan de 1846, esta finca combina tradición y modernidad. La misma familia ha venido cuidando y actualizando esta finca y su bodega, convirtiéndola en una finca única que por sus características perfectamente puede convertirse en un pago con facilidad.
El tratamiento del viñedo es exquisito, a diferencia de la zona, priorizan la calidad a la cantidad de uva por lo que se realizan podas y tratamientos especiales, cuestión que tiene su impacto en la bodega y sus magníficos vinos.
La bodega está perfectamente gestionada con procedimientos actuales y con el toque personal de la familia, cuentan con varias marcas de vino reconocidos en el mercado, especialmente, internacional exportando a varios países. El encanto de la vivienda principal y las instalaciones convierten esta propiedad en una oportunidad única para proyectos como: Turismo rural y enológico, Hostelería y un exclusivo pago vitivinícola.